La realidad hídrica: desafíos y complejidades en la cuenca

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En la cuenca del Elqui, al 01 de diciembre de 2024, se han almacenado 46 millones de metros cúbicos de agua en los dos embalses de la provincia, lo que equivale al 19% de su capacidad total. Durante la última temporada de distribución, la Junta de Vigilancia del río Elqui registró un total de 120 millones de metros cúbicos distribuidos, con un desmarque del 15%. Esto significa que sólo se pudo entregar el 15% de la demanda hídrica, calculada en base a los derechos de aprovechamiento de aguas otorgados, equivalentes a 1 litro por segundo por acción. Este porcentaje considera únicamente el agua superficial. 

Por otro lado, el agua subterránea en derechos de aprovechamiento alcanza aproximadamente los 100 millones de metros cúbicos otorgados, según datos de la Dirección General de Aguas (DGA), lo que eleva el consumo total de la cuenca a unos 220 millones de metros cúbicos por temporada aproximadamente. Cabe destacar que el agua subterránea no está sujeta a desmarque, y su uso también se rige por la proporción de 1 litro por segundo por acción.

 Esta situación es bisagra para el manejo integral de la cuenca, donde la formación de Comunidades de Aguas Subterráneas (CASUB) resulta fundamental. Integrar tanto el agua subterránea como la superficial en una estrategia unificada es crucial para garantizar una gestión sostenible. Además, el abuso del agua subterránea, producto de una sobreexplotación del acuífero, impide su recuperación natural y afecta directamente la disponibilidad del agua superficial, ya que ambas forman parte del mismo sistema hídrico. 

Desmarque 

Desde la temporada 2017-2018, el desmarque ha mostrado una disminución constante debido a la menor disponibilidad del recurso hídrico. En esa temporada, se asignó un 50% nominal en río libre, lo que evidenció la falta de infraestructura de conducción adecuada en los canales para manejar volúmenes superiores al 40% de su dotación. Un caso crítico fue el del Canal Bellavista, que colapsó tras recibir el 65% de sus acciones. 

La disponibilidad limitada de agua también ha tenido un impacto directo en la superficie cultivada. Según el Catastro Frutícola 2024, que considera únicamente frutales y no incluye hortalizas, viñedos ni praderas, la superficie plantada ha disminuido casi un 30% en los últimos años. En la cuenca del Elqui, según datos del Laboratorio PROMMRA, se cultivan 12.850 hectáreas, lo que representa el 31% de la superficie agrícola de la región.

En la Región

Por su parte, la cuenca del Limarí acumula un total de 114 millones, con fecha a octubre del 2024, aunque su demanda hídrica es considerablemente más alta, casi el doble que la de Elqui. Se estima un consumo por temporada de 300 millones de metros cúbicos y según Prommra su superficie de uso agrícola es de 23,645 hectáreas, ocupando el 57% de la superficie cultivada de la región.

Por otro lado en la cuenca del Choapa, que se encuentra en una mejor situación hídrica actual, la reserva de los embalses es de 79 millones de metros cúbicos, con fecha de octubre 2024; tiene una demanda anual que varía entre 180 Millones de Metros Cúbicos y según Prommra su superficie de uso agrícola es de 5,000 hectáreas, ocupando el 12% de la superficie cultivada de la región.
En total, la superficie regada de las tres cuencas alcanza las 41,495 hectáreas con una demanda hídrica anual estimada entre 800 millones de metros cúbicos

La eficiencia hídrica

El camino a corto plazo es poder mejorar la eficiencia hídrica, el uso de sondas de humedad y sistemas de riego tecnificado (como riego por goteo o aspersión) puede aumentar la eficiencia hídrica en un rango del 30% al 70%, dependiendo de las condiciones del suelo, cultivo y manejo técnico. Estas herramientas permiten aplicar el agua en la cantidad, momento y lugar precisos, reduciendo el desperdicio y las pérdidas por evaporación.

Existen otras alternativas comunitarias para mejorar la eficiencia hídrica, canalización y revestimiento de canales, que disminuyen las pérdidas por infiltración y evaporación. La construcción de embalses comunitarios que permite acumular agua en épocas de mayor disponibilidad para usarla en períodos secos. Las soluciones basadas en la naturaleza como los planes de manejo de suelos que mejoran la capacidad de retención de agua (agricultura regenerativa o uso de materia orgánica) y el monitoreo con tecnologías: Plataformas para gestionar el agua de manera eficiente, como las que el Prommra tiene a disposición.

Reutilización de agua

La reutilización del agua representa una solución a mediano plazo fundamental en la cuenca, además es una de las alternativas más barajadas de la creciente demanda hídrica a nivel mundial. En regiones donde se implementa adecuadamente, como Israel y Singapur, se logra reutilizar más del 85% del agua residual tratada, lo que reduce significativamente la presión sobre fuentes hídricas naturales. Este enfoque permite satisfacer hasta el 40% de la demanda de agua urbana en áreas con escasez hídrica severa, al tiempo que fomenta la sostenibilidad de los recursos. Además, al cerrar el ciclo del agua, se mitigan los impactos del cambio climático, optimizando el consumo en la agricultura, la industria y el uso doméstico.

Además, la reutilización de aguas grises, que provienen de duchas, lavamanos y lavanderías, amplifica el impacto positivo de las estrategias de reciclaje hídrico. Este tipo de agua, que representa aproximadamente el 60-70% del consumo doméstico, puede ser tratada y utilizada para riego, descargas de inodoros o limpieza, reduciendo la extracción de fuentes de agua potable. En países como Australia, el uso de aguas grises recicladas cubre hasta un 30% de las necesidades de riego urbano, mientras que en comunidades bien gestionadas puede ahorrar hasta un 50% del consumo total de agua potable. Al integrar estas prácticas con la reutilización de aguas residuales, se fortalece la resiliencia hídrica y se disminuye la presión sobre los recursos naturales.

La estrategia hídrica de la Junta, en el mejor de los casos, en una situación hipotética con una embalse Puclaro al 100%, sería establecer un desmarque entre el 20% y 25% por un periodo de largo aliento, 10 años. Desde el último registro de del embalse a su máxima capacidad se ha logrado repartir el recurso hídrico por 8 temporadas, camino a una novena.

La situación es compleja y dependemos del invierno en cada temporada para generar una planificación real, tanto en el corto y mediano plazo, es por eso que la eficiencia hídrica es fundamental para combatir la sequía y el trabajo mancomunado de todos los actores hídricos de la cuenca.