Innovación y gestión sustentable del agua: tecnologías para enfrentar la crisis hídrica en Chile

A medida que el cambio climático avanza, el ciclo del agua se vuelve cada vez más irregular y desafiante. Por eso, este año el Día Mundial del Agua —impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU)— pone el foco en los glaciares, cuya desaparición amenaza el suministro hídrico de millones de personas. Según el organismo, cerca del 70% del agua dulce del planeta está contenida en nieve y hielo, lo que subraya la urgencia de gestionar de manera más sostenible el agua de deshielo.

En este contexto, la seguridad hídrica se ha vuelto una prioridad tanto para el sector público como privado. La industria, especialmente la minería, ha comenzado a incorporar tecnologías que buscan reducir el uso de agua dulce, adaptarse al nuevo escenario climático y avanzar hacia una gestión más sustentable del recurso. Según estimaciones de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el sector podría disminuir su consumo de agua continental en un 39% al año 2034, gracias al uso de fuentes alternativas como el agua de mar desalada.

“La desalación representa una de las soluciones más estratégicas para garantizar la seguridad hídrica en Chile, especialmente en la minería, que ha liderado el uso de fuentes no convencionales. Cada gota de agua desalada utilizada en la costa contribuye a que las aguas continentales puedan ser destinadas a otros usos, incluyendo la recomposición de acuíferos y ecosistemas hídricos”, señala Arturo Errázuriz, director de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades).

De hecho, la Dirección General de Concesiones está promoviendo inversiones en grandes plantas desaladoras como la que se proyecta en la Región de Coquimbo, con una inversión estimada de más de US$ 350 millones. “Este tipo de proyectos no solo permiten asegurar el suministro en zonas críticas, también generan confianza en el sector privado, facilitando la inversión en obras de alto impacto para el bienestar de las comunidades y el crecimiento económico del país”, afirma Juan Manuel Sánchez, director general de Concesiones.

Reutilización: una alternativa clave que cobra fuerza

Aunque la desalación ha captado gran parte de la atención, la reutilización de aguas tratadas —también conocida como reúso— está emergiendo como una alternativa sostenible y con alto potencial para complementar la oferta hídrica del país. Según datos de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), actualmente en Chile se trata más del 98% de las aguas servidas, pero solo una fracción mínima (menos del 1%) es reutilizada.


El potencial es significativo. En países como Israel, el reúso alcanza cerca del 90% del agua residual tratada, mientras que en España supera el 30%. En Chile, iniciativas como la del proyecto APR Reúso en la Región de Coquimbo están mostrando que es posible implementar modelos locales de reutilización para riego agrícola o industrial, disminuyendo así la presión sobre fuentes naturales.


“La reutilización no solo reduce la demanda de agua fresca, también disminuye la carga de contaminantes en los ecosistemas y promueve una economía circular del agua. Es una estrategia que puede aplicarse tanto en el sector urbano como rural, si se cuentan con los marcos regulatorios y técnicos adecuados”, señala Carolina Torres, investigadora del Centro de Derecho y Gestión de Aguas de la Universidad Católica.

Tecnologías para la eficiencia hídrica

Otras innovaciones están ayudando a disminuir el consumo de agua en sectores de alta demanda, como la minería. Una de ellas es la supresión de polvo con tecnologías de niebla seca, filtros y sistemas de captación, que han demostrado reducir el uso de agua hasta en un 90%.

“Ha habido harto avance. Hay sistemas que permiten generar una neblina densa con microgotas de agua que aglomeran las partículas de polvo y las hacen precipitar, evitando que se dispersen en el aire”, explica Pedro Sariego, académico de la Universidad Técnica Federico Santa María.

En esa línea, Ferrostaal Chile ha implementado soluciones que permiten pasar de un consumo de 348 l/min a solo 44 l/min en sistemas de chancado, lo que representa un ahorro hídrico del 88%. “Se trata de una tecnología chilena con componentes de ingeniería alemana que ha sido muy valorada en faenas de alto desempeño”, comenta Ramón Rada, gerente de la firma.

Una mirada integral desde la ingeniería sanitaria

La sostenibilidad, la innovación y la resiliencia serán precisamente los temas centrales del XXVI Congreso Chileno de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, organizado por Aidis Chile. Entre el 3 y el 5 de noviembre, más de 300 representantes del mundo público, privado y académico debatirán sobre políticas de gestión de cuencas, cambio climático, tecnologías digitales, fuentes alternativas de agua y desafíos del saneamiento en zonas rurales.

“La economía circular, la reutilización de aguas servidas, la gestión de olores y la continuidad de sistemas de tratamiento serán también parte de las discusiones. Como cada año, este congreso busca ser un espacio de encuentro técnico y político para construir soluciones sustentables en torno al agua”, explica Felipe Meza, presidente del comité organizador del evento.

En un país con estrés hídrico creciente, donde se prevé que 156 de las 345 comunas enfrentarán escasez hídrica severa en los próximos años (según datos del CR2), avanzar hacia una matriz hídrica diversificada y sostenible es no solo necesario, sino urgente. La innovación, el reúso y la colaboración entre sectores serán claves para asegurar agua para el futuro.