En un cálido día de otoño, nos encontramos con un grupo de apasionadas agricultoras que, paulatinamente, han visto cómo la regeneración del suelo, también denominada agroecología —un arte y una ciencia que aún despierta escepticismo entre muchos—, se presenta como una de las grandes alternativas para combatir la sequía y la adaptación al cambio climático, entre otros beneficios.
Son cinco mujeres: Marisel Rojas, Lorenza Rivera, Janet Pastén, Marta Tamblay y Gloria Gutiérrez, quienes, con el paso de los años, han consolidado esta forma de hacer agricultura. Creyendo firmemente en este método, se constituyeron como una empresa formal: Ayni Spa.
El «ayni» es el principio esencial de reciprocidad presente en la cultura andina. Es la base de las relaciones comunitarias, que incentiva el «devolver lo que se ha recibido» y «recibir como devolución lo que se ha dado».
Con un mercado potencial enorme y un cambio de paradigma que podría ser un pilar en la lucha contra la sequía a nivel mundial, Ayni se especializa en la elaboración y comercialización de bioinsumos naturales que se utilizan en la agricultura ecológica para la prevención y control de plagas y enfermedades
así como en la producción>de cultivos, con un enfoque en procesos ecológicos dentro de los sistemas de producción agrícola.
La agroecología surge como una alternativa de producción que incorpora conceptos y principios de la ecología al diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas, ajustándose armónicamente al modelo productivo que desarrollan muchos productores y productoras de la agricultura familiar campesina.
La agroecología surge como una alternativa de producción que incorpora conceptos y principios de la ecología al diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas, ajustándose armónicamente al modelo productivo que desarrollan muchos productores y productoras de la agricultura familiar campesina.
En nuestra conversación, revelaron que este proceso no es sencillo, como muchos podrían pensar. «La regeneración del suelo es un proceso complicado. Muchos piensan que es fácil, pero enseñar a un agricultor a aplicar técnicas agroecológicas es un gran desafío», explican.
El nacimiento de Ayni se generó en un programa de INDAP, Prodesal de la serena, cuyo objetivo era que los agricultores conocieran el método de la agroecología. Óscar Campusano, asesor técnico del programa Padis-Prodesal de la serena, fue el encargado de impartir el programa y sembrar la semilla de la curiosidad y la pasión por el trabajo en el suelo con técnicas basadas en conceptos de la misma naturaleza. Con el paso de los meses, identificó a estas cinco grandes mujeres, quienes demostraron un gran interés y lograron romper con el paradigma de la agricultura tradicional.
Óscar Campusano destacó que el verdadero reto no reside únicamente en las enseñanzas de los talleres, sino en la implementación efectiva de lo aprendido. «Al salir del taller, el entusiasmo se desvanece. Necesitamos un seguimiento constante del asesor y, por supuesto, la disposición del agricultor», agrega con una mezcla de frustración y esperanza.
A medida que la conversación avanza, se hace evidente que la dedicación y la pasión son ingredientes esenciales en este proceso. «Si solo lo ven como un tema económico, no funcionará», sostiene. La regeneración del suelo, dice, es un viaje que requiere paciencia y amor por la tierra. En un mundo donde la inmediatez reina, las agricultoras recuerdan a sus colegas que los frutos de su labor requieren tiempo para manifestarse. «La regeneración del suelo es un proceso gradual. Primero hay que cuidar el suelo y luego ver los resultados».
Su compromiso con la agroecología ha llevado a la formación de este maravilloso grupo solidario de agricultores, que han aprendido juntos, guiados por un asesor que los unió en esta travesía. «Al principio, éramos un grupo de desconocidos. Don Óscar, nuestro asesor, nos unió y nos enseñó a trabajar juntos. Cada uno trajo su propio conocimiento y experiencia, lo que enriqueció el proceso», cuenta Marta Tamblay.
Con las manos en la tierra
Marta comentó la importancia de entender los procesos tal cual son en la naturaleza. “El proceso es fundamental y hay que ser paciente. Muchos agricultores quieren resultados inmediatos, pero la agroecología requiere paciencia. La regeneración del suelo es un proceso gradual: primero, hay que cuidar el suelo y luego ver los resultados. Por eso, nuestros clientes son principalmente pequeños agricultores, que están dispuestos a invertir el tiempo necesario”.
Los resultados, asegura, son visibles y palpables. Marisel Rojas complementa: “La primera aplicación de compost muestra resultados casi inmediatos. Hemos hecho pruebas y se ha comprobado que, incluso en suelos erosionados, el compost puede revitalizar el cultivo rápidamente”.
Gloria Gutiérrez explica que la relación entre materia orgánica y microbiología en el suelo es fundamental. “Muchos agricultores aplican materia orgánica, pero si el suelo está muerto por el uso de químicos, no habrá microbiología para ayudar. La clave está en restaurar esa microbiología, lo cual lleva tiempo y un manejo adecuado”.
Sin embargo, el camino no está exento de desafíos. Las agricultoras nos cuentan que los grandes agricultores a menudo buscan soluciones rápidas, recurriendo a químicos en lugar de considerar alternativas más sostenibles. Cambiar esta mentalidad, reconocen, es un reto constante. «Pero estamos trabajando para demostrarles que la agroecología puede ser eficaz a gran escala», explican.
El uso de pesticidas y fertilizantes químicos deteriora el suelo y, por consecuencia, la salud de los cultivos. Esto puede compararse con la alimentación en los seres humanos: si llevamos una dieta balanceada, consumiendo nutrientes y aminoácidos esenciales, nuestro sistema inmunológico será más fuerte y estaremos menos propensos a enfermar. En cambio, si nos alimentamos de comida rápida y ultraprocesada, nuestra salud se verá afectada y seremos más propensos a enfermedades, teniendo que recurrir a antibióticos para sanar. Lo mismo ocurre con las plantas: una práctica agroecológica mejora su salud, reduciendo el riesgo de enfermedades.
Mirando hacia el futuro
Janet Pastén y Lorenza Rivera cuentan que están realizando como grupo charlas motivacionales con el fin de capacitar y dar a conocer esta propuesta ecológica a la pequeña agricultura familiar campesina ; sin embargo, aún les falta mayor difusión y alcance. Ayni Spa se dedica a la producción de bioinsumos y a la capacitación en el uso de dichos productos enfocados a la pequeña y mediana agricultura. «La salud del suelo es la salud de nuestro futuro», concluyen, instando a todos a reconocer que la agroecología no es solo una opción, sino una necesidad vital.
Ayni de viaje
Gracias a su excelente trabajo, las agricultoras de Ayni han podido viajar a otros lugares del país donde también se practica el método agroecológico. Han comprobado lo mucho que han aprendido y que sus técnicas son bastante eficientes y confiables.
Las mujeres de Ayni trabajan de manera colaborativa: cada una produce su compost, materia orgánica líquida (MOL), Bocachi, humus de lombriz, entre otros productos, todos bajo el mismo estándar de calidad. Estos productos son probados en la unidad productiva de Marta, que se utiliza como parcela demostrativa y de validación de los bioinsumos como los resultados en la producción de hortalizas libre de agroquímicos y además cuenta con un laboratorio para analizarlos.
El suelo es un universo en sí mismo; su composición y nutrientes son datos que la experiencia y el estudio van perfeccionando en quienes lo restauran y cultivan.
A través de sus testimonios, queda claro que la regeneración del suelo es un viaje que vale la pena emprender, no solo por los agricultores, sino por la eficiencia hídrica que conlleva y la adaptación al cambio climático.
Eficiencia hídrica
El porcentaje de ahorro de agua en un cultivo agroecológico puede variar según el tipo de cultivo, la ubicación, las prácticas agroecológicas implementadas y las condiciones climáticas. Sin embargo, algunas investigaciones, como las de Pimentel et al. (2005), Pretty et al. (2006) y Gliessman (2014), sugieren que las técnicas agroecológicas pueden reducir significativamente el consumo de agua en comparación con los métodos agrícolas convencionales.
- Mejora en la retención de agua: Los sistemas agroecológicos tienden a mejorar la estructura del suelo y su capacidad de retener agua, lo que puede llevar a ahorros de entre un 30% y 50% en el uso del agua.
- Diversificación de cultivos: La policultura y la integración de árboles o sistemas agroforestales pueden reducir la evaporación del suelo y mejorar la eficiencia del uso del agua, generando ahorros de hasta un 20% a 40%.
- Cobertura del suelo y prácticas de conservación: Las técnicas como la cobertura vegetal o el mulching pueden reducir la evaporación del suelo, permitiendo ahorros de agua de hasta un 30%.
Los cultivos agroecológicos pueden ahorrar entre un 20% y 50% de agua en comparación con los métodos convencionales, dependiendo de las técnicas aplicadas y las condiciones locales.