A fecha del 13 de febrero de 2024, la cuenca cuenta con 23 HM3 de agua embalsada, lo que representa el 10% de la capacidad total de ambos embalses. A estas cifras tan bajas se suman los registros en aumento en las temperaturas mínimas en comparación a los años anteriores, afectando significativamente la evaporación, y por ende, aumentando la pérdida de aguas en ambos tranques. El escenario es cada vez más complejo y a pesar de esto, la JVRE ha logrado cumplir con la distribución del recurso vital.
El agua superficial para riego se terminaría en agosto si es que no existen precipitaciones nivales o de lluvia que puedan aliviar la temporada; sin embargo, la organización que distribuye el agua, La JVRE, va cumpliendo mes a mes con las estimaciones y proyecciones que se realizaron en la planificación anual.
Una estrategia efectiva ha sido el adelanto de volúmenes de agua durante la temporada de mayor demanda hídrica, especialmente para el cultivo predominante en la cuenca, la uva de exportación y pisquera, que incrementa su consumo en la temporada estival. Esta estrategia implica solicitar una mayor dotación de recursos hídricos en verano para luego devolverla en períodos de menor demanda, que comenzaría en marzo, y se prolongará por las estaciones de otoño e invierno.
El consumo de nuestros canales a la fecha es de 60.5 millones de metros cúbicos y se espera la devolución de volúmenes adelantados en los próximos meses.
El consumo humano, priorizado en la reforma del Código de Aguas en el Artículo 5°, está asegurado, son 8 HM3 lo mínimo embalsado en el embalse Puclaro, que daría el paso a cumplir con la demanda hídrica de consumo humano en la Conurbación La Serena – Coquimbo.
El Ingeniero Repartidor, Alex Cortés Flores brindó una visión clara del desafío que enfrenta la Cuenca y citó al embalse La Laguna en términos de gestión hídrica.
“Según los análisis y proyecciones estratégicas de la organización, en el embalse de La Laguna comenzará a disminuir sus caudales de entrada, propio del mes en que nos encontramos. Esta disminución gradual tendría un impacto significativo en la cantidad de agua almacenada en la cuenca, afectando directamente al embalse Puclaro debido a su conexión hidráulica, pero a la vez existe la devolución de volúmenes adelantado a los canales de la parte alta que nos permitirá llegar a los meses de invierno según lo proyecto. Si no se registran fenómenos climáticos favorables, como nevadas o lluvias, la tendencia a la baja en los niveles de agua sería aún más pronunciada. Esta situación nos alerta sobre la importancia de implementar medidas de conservación y gestión eficientes de las Junta de Vigilancia para mitigar el impacto en el suministro de agua en la cuenca».
Las proyecciones hídricas y un reparto conservador han permitido mantener el suministro de agua en las últimas temporadas. La gestión del desmarque, que es la entrega de un porcentaje del total del recurso hídrico, ha sido otra estrategia fundamental definida por los regantes en asambleas anuales. La JVRE espera continuar cumpliendo con lo proyectado y entregar el agua disponible hasta alcanzar los objetivos establecidos por el Código de Aguas y lo presentado a los regantes de nuestra cuenca.