En la región de Coquimbo y el mundo la demanda de agua dulce está en constante aumento debido al crecimiento de la población, se estima que para el 2050 aumente un 50% su demanda, sumando a este escenario la sequía constante y permanente que se instaló en la región por más de 13 años.
Una de las alternativas que se ha posicionado como una solución es la gestión integrada de cuencas que emerge como una herramienta esencial para garantizar el suministro sostenible de este recurso vital.
Esta gestión se convierte en una necesidad aún más urgente cuando consideramos los desafíos del cambio climático y la competencia entre diversos usos del agua. Dentro de este marco, ajustar la demanda hídrica se destaca como una estrategia fundamental para asegurar un futuro en armonía con nuestros ecosistemas acuáticos.
La Gestión Integrada de Cuencas: Un Enfoque Holístico
La gestión integrada de cuencas se refiere a la planificación y administración coordinada de los recursos hídricos en un área geográfica determinada. Esta área, llamada cuenca hidrográfica, incluye ríos, arroyos, lagos, aguas subterráneas y otros elementos interconectados. En lugar de tratar cada fuente de agua por separado, la gestión integrada busca entender la interdependencia entre estos componentes y cómo los cambios en un área pueden afectar a otras zonas aguas abajo. Este enfoque holístico permite tomar decisiones más informadas y equitativas sobre el uso del agua.
El Ajuste de la Demanda Hídrica: Maximizando la Eficiencia
Uno de los pilares fundamentales de la gestión integrada de cuencas es el ajuste de la demanda hídrica. Esto se refiere a adoptar medidas que reduzcan o optimicen el consumo de agua, sin comprometer la satisfacción de las necesidades humanas y la salud de los ecosistemas acuáticos. En este sentido, se busca maximizar la eficiencia del uso del agua en sectores como la agricultura, la industria y el consumo doméstico.
Importancia del Ajuste de la Demanda Hídrica
La Conservación de Ecosistemas: Al reducir el consumo excesivo de agua, se preservan los ecosistemas acuáticos, que son vitales para la biodiversidad y los servicios ecológicos.
Resiliencia al Cambio Climático: La variabilidad climática aumenta la incertidumbre en la disponibilidad de agua. Ajustar la demanda hídrica permite adaptarse mejor a condiciones cambiantes.
Eficiencia Hídrica: La agricultura puede beneficiarse al adoptar prácticas más eficientes de riego, reduciendo costos y optimizando rendimientos. La mejora del suelo y el entendimiento del comportamiento biológico, químico y físico del cultivo puede ser bisagra en el aumento de la eficiencia hídrica.
Seguridad Alimentaria: La gestión eficiente del agua en la agricultura garantiza una producción continua de alimentos, crucial para la seguridad alimentaria global.
Cambios de Cultivo
Por consecuencia al reducir la demanda hídrica inmediatamente se piensa en cambios de cultivos por los que pueden tener un consumo elevado de agua, cómo las paltas.
Granada
Con presencia desde la Región de Arica hasta prácticamente Curicó y algunas zonas del sur de Santiago, el granado es un frutal con una evolución genética favorable para condiciones de aridez y de alta acumulación térmica, tanto que sus requerimientos hídricos son relativamente bajos, pues necesita entre 4.500 y 7.500 m3/ha al año para lograr un rendimiento de 20 a 30 ton/ha.
A pesar de su popularidad, la superficie plantada del granado ha sufrido una compresión en los últimos años producto de la competencia de mercados exteriores como Perú y algunos costos de oportunidad en términos de suelo, explica Francisco Alfaro, asesor técnico de granado e higo que declaró en mundoagro.cl:
“Mucha gente se fue cambiando de cultivo, optando por aquellos que no requieren tanta mano de obra, lo que ocasionó que las hectáreas destinadas a granados fueran arrancadas y utilizadas para nueces o paltas”, pasando de aproximadamente 1.150 a 650ha., según datos catastrados entre 2017 y 2019 a nivel nacional.
Tuna
Hoy Chile cuenta con 700 hectáreas plantadas, que se concentran la mayoría en la Región Metropolitana, en la zona de TilTil. David Arancibia, asesor técnico de tuna, indica que para el portal Mundoagro.cl, aunque la tendencia de cultivo no va en aumento, permanece estable. “Hay algunos huertos jóvenes, pero la realidad es que no ha habido un aumento de la superficie plantada, los huertos que están productivos hoy en día tienen en promedio unos diez años”.
Cultivado principalmente en la zona central Región Metropolitana, Valparaíso y Coquimbo, este frutal se da muy bien en condiciones de valles interiores y requiere una temperatura en verano superior a los 25°C en el día y alrededor de 12° a 15° por la noche. Su requerimiento hídrico es uno de los más bajos pues necesita apenas 1.500 – 3.000 m3/ha al año; inclusive las plantas pueden sobrevivir en condiciones de secano, pese a que su productividad se vería afectada.
La producción apunta 100% al mercado interno, debido principalmente a que la tuna tiene una corta vida de postcosecha, por lo que se dificulta su exportación. En el mercado mayorista, se pueden llegar a contar con un precio promedio de 400 pesos por kilo, 300 pesos por kilo en marzo y abril pero hasta 900 pesos por kilo entre julio y octubre. Además, la tuna tiene un precio bastante atractivo en supermercados, señala el asesor. “Existen productores que han logrado vender su fruta directo a los supermercados obteniendo un precio bastante mayor al promedio que vende su fruta a intermediarios”. La barrera de entrada para este mercado, explica, son los mayores requerimientos de calidad, que implica que los productores tengan que recurrir a inversiones como máquinas desespinadoras y calibradoras y también a transporte refrigerado, entre otros.
Incorporando manejos agronómicos básicos el rendimiento de la tuna puede llegar hasta 20 ton/ha.
Higo
El cultivo de este frutal mediterráneo se concentra en la III y IV Región, parte de la Metropolitana y también en algunas zonas de Valparaíso. Se da principalmente en los valles interiores, respondiendo muy bien a veranos calurosos y a zonas de alta acumulación térmica. En Agrícola Doblevalle ubicada en Mallarauco, Melipilla, Martín Wielandt cuenta con alrededor de 6.500 higueras.
Debido a que es un árbol frondoso y con un coeficiente de cultivo importante, la higuera presenta un requerimiento hídrico entre 4.500 y 7.000 m3/ha al año, considerando un rendimiento de 10-30 ton/ha de higos (o 5-20 ton/ha de brevas), una cifra relativamente inferior a los frutales de hojas persistentes.
Si bien es una planta altamente resistente al estrés hídrico, para lograr una buena calidad de fruta, es necesario que cumpla con los requerimientos mínimos de agua, ya que el estrés hídrico puede afectar su tamaño y calidad
“Los requerimientos de agua son necesarios para tener un buen calibre y una producción comercialmente aceptable. La resistencia a la falta de agua es efectiva, pero para sobrevivir, no como elemento de producción”, explica Martín Wielandt, productor de higo de la zona central para mundoagro.cl quien cuenta con 10 hectáreas plantadas en su campo Doble Valle.
A nivel de campo, los precios son interesantes para este fruto. “El higo seco te lo pueden llegar a comprar hasta en $1.500 pesos el kilo, mientras el fresco tiene fluctuaciones dependiendo de la fecha, llegando a pagar hasta $2.000 pesos por un cajón al principio de la temporada”, indica Alfaro.
Una de las principales características del higo es su importante contenido en minerales y nutrientes, así como su alto valor calórico. “Es una especie que viene en desarrollo, hay un grado de incertidumbre, pero no le quita que se vaya a estabilizar”, dice Alfaro, quien señala al higo como uno de los productos naturales con mayor proyección. Es un producto que todavía tiene mucho que explotar, ya sea resaltando sus propiedades organolépticas, nutritivas o con la gran variedad de subproductos que se pueden derivar.
La adaptabilidad es una de las características esenciales del ser humano que ha permitido evolucionar como especie.
En un planeta donde el agua dulce es un recurso finito y esencial para la vida, la gestión integrada de cuencas ajustando la demanda hídrica emergen como estrategias cruciales para asegurar su disponibilidad sostenible. Al adoptar un enfoque integral y tomar medidas para optimizar el uso del agua, podemos crear un futuro donde la prosperidad humana coexiste en equilibrio con la salud de nuestros ecosistemas acuáticos. La colaboración entre gobiernos, comunidades y sectores privados es esencial para lograr esta visión y garantizar que las generaciones futuras también puedan disfrutar de los beneficios del agua dulce.