Eugenio Celedón, Ingeniero Civil Hidráulico de la Pontificia Universidad Católica de Chile e Hidrogeólogo, con más de 40 años trabajando codo a codo con las comunidades de agua. Hoy Eugenio, a través de su empresa Hidrogestión, realiza un estudio para la JVRE, con el apoyo de Corfo-Innova, sobre baterías de pozos profundos en la zona del río Elqui Bajo para generar un análisis de las alternativas de ubicación y posible extracción de aguas subterráneas en épocas de sequía extrema. En su experiencia profesional ligada al mundo del agua y la hidrogeología Eugenio nos comentó sobre la importancia de las organizaciones de usuarios como ejes de desarrollo para el país .“El valor que tienen (casub, asociaciones de canalistas, juntas de vigilancias, entre otras) es poder desarrollar soluciones colectivas que beneficien a un conjunto de personas, que son los usuarios; probablemente, los más pequeños”, Además; “El tener una organización que lidere, que tenga conocimiento, capacidades técnicas y pueda apoyarse en buenas asesorías y que desarrolle buenos proyectos, es mucho más eficaz y posible de ser exitosa que cuando se trata de un grupo pequeño, que en general sobreviven con un conocimiento tradicional de hacer agricultura y les cuesta más caro”.
Asimismo, Celedón nos comentó que la ley de riego se ha enfocado en apoyar a los pequeños agricultores, los que tienen menos capacidad de inversión, focalizando los recursos en tecnificación, en desarrollo productivo y capacitación, que son inversiones que mejoran las posibilidades de rentabilidad de los predios. “Es un aporte de todos los chilenos para que puedan utilizar mejor ese recurso”, concluyó.
Celedón dejó en evidencia la problemática que existe con la ley de riego y explicó que “La ley tiene una serie de restricciones, porque el estado se mueve dentro de un marco administrativo que tiene bastante rigidez” sumado a que muchos usuarios no han regularizado sus derechos de agua y al no tener sus derechos constituidos no son sujetos de beneficios fiscales y por consecuencia no pueden postular a la ley de riego o Indap. “Tenemos un problema que no está resuelto”, sentenció. Como solución Eugenio advirtió que las autoridades deben mejorar la instancias para poder regular.
Explicó que existe un problema de enfoque o de desentendimiento de la realidad que tenemos como país “En la mayoría de las leyes en Chile han tenido artículos de transición que buscan resolver los problemas reales que tienen las personas para que sean capaces de subirse a las disposiciones de la ley durante un periodo que se llama de transición, porque en el fondo se busca que todo se regularice, pero en materia por ejemplo, de regularización de los derechos de aguas, ese camino no existe”, sentenció.
Agregó que “Si la autoridad define área de restricción, y cambia a zonas de prohibición se limitan absolutamente o se anulan las posibilidades de resolver el tema de aquellos que no tienen derechos de agua, excepto sólo comprando a terceros que tengan derechos. Pero muchas veces los que tienen derecho no tienen intención de venderlos porque son sus respaldos, son su soporte a sus necesidades”, explicó.
Concluyó que “la función de las comunidades de agua y la articulación dentro de las organizaciones de agua, son fundamental y es un eje de desarrollo para el país”.
Eugenio contó que históricamente las comunidades y organizaciones de agua son las que han administrado los problemas domésticos: repartiendo el agua, problemas de los canales, dificultades de los usuarios y la integración de la comunidad en sí, ya que tiene un vínculo que se genera intrínsecamente, porque comparten una misma zona, son vecinos, se conocen y son capaces de ayudarse unos con otros a resolver los problemas y administran adecuadamente o de mejor forma, que cuando viene alguien externo a imponer criterios que a veces son ajenos a la idiosincrasia y a la realidad que se vive. Que imponen o definen situaciones o soluciones que no son las más apropiadas para el lugar, o para la idiosincracia o las condiciones históricas; concluyó desde su experiencia. Además, “Son los usuarios los que utilizando mejor esos recursos (ya sean superficiales, subterráneos, de desalación, de reúso, de trasvase, o de glaciares – vengan de donde vengan- pero que son parte de la cuenca) logran una distribución de agua que sea capaz de satisfacer las demandas de todos los usuarios de manera justa y proporcional a las necesidades de cada uno; entonces eso no lo puede hacer el Estado. Ni con una superintendencia, aunque se regionalice, aunque traté de tener una infraestructura idónea, no va poder hacerlo”.
De lo micro a lo marco: desde la comunidad a una gestión integral
Eugenio desarrolló su propuesta de cómo se debería administrar el agua en el país, explicando que cada comunidad es un organismo con sus particularidades y cuando se intenta establecer un marco regulatorio replicable para todas las cuencas, aunque sea muy bueno, no se está considerando las susceptibilidades de la gente o no se está considerando los elementos históricos locales que son significativos, los cuales dañan la emocionalidad de las personas y finalmente generan malos ambientes, y no tienen la capacidad de resolver en forma dinámica e instantánea. Se generan respuestas distantes y burocráticas.
Agregó que “Nosotros somos de la opinión y hemos ido tratando de instalar el concepto de que la gestión integrada de recursos hídricos en el país a nivel de agua, es la mejor utilización de los recursos y se debería desarrollar a partir de administradoras de cuencas principales”.
Explicó que la administración de todos los recursos hídricos, debería ser de una administradora de cuenca; como un paraguas de todas las organizaciones de usuarios, eventualmente podría ser una confederación de juntas de vigilancia, o si hay una sola Junta de vigilancia en el río, la Junta de Vigilancia como un organismo Ejecutivo. Que tuviese a nivel regional y para la Cuenca un Consejo de Cuenca donde las autoridades regionales, las autoridades civiles y los usuarios estén representados, y se generen aportes de las universidades, los centros de investigación, de manera que estas organizaciones de Cuenca con una visión macro , sea la que administre todos los recursos de la Cuenca para satisfacer todas las demandas de esta misma.
Explicó que “Todos los recursos de la Cuenca son todos los recursos hídricos. El código de aguas debería abarcar todas las aguas, no solo las superficiales y subterráneas, incluir todos los cuerpos de agua: glaciares, nieve, lagos, ríos, embalse, mares, etcétera para una cuenca. Porque en eso todas las cuencas son iguales, pero en la forma de gestionar, de la existencia de recursos y sus condiciones de disponibilidad espacial y formas de solución, todas las cuencas que tenemos en el país son distintas. Ninguna es igual a otra, pero en términos de cómo resolver los problemas y cómo organizarse si podemos tener lugares comunes, pero dándole a esas instituciones los recursos público-privado, a través de una administradora de Cuenca con un plan de desarrollo estratégico y de inversiones de forma continua”. Asimismo Eugenio concluyó que los derechos que son obtenidos para el aprovechamiento deberían incluir un deber – el cual debería ser inapelable y motivo de retiro de este- la participación activa en la organización de agua.
Celedón aseveró que “La administradora de cuenca es una visión global, conoce cuales son la ubicación y magnitud de los recursos disponibles en cada una de las instancias que se viven; meteorológico e hidrológico, para darle el mejor aprovechamiento a los recursos hídricos, tanto en abundancia como escasez, porque la pobreza también hay que repartirla”.
El uso de todos los recursos con la ayuda de la tecnología
“Cuando el agua está en abundancia nosotros tenemos que aprovechar de guardarla para resolver los problemas en época de crisis”, manifestó Eugenio. Además nos comentó la idea de ir utilizando todos los recursos hídricos disponibles de manera alternada y explicó que la acumulación de agua no es sólo en embalses superficiales; también existen los subterráneos que se pueden aprovechar con recarga artificial e infiltración y así explotar masivamente esos acuíferos para poder suplir cuando los recursos superficiales son escasos. Estas estrategías no se podrían llevar a cabo sin el uso de la tecnología que para Celedón es fundamental y explicó que existe hace tiempo: “Está masificada y es accesible económicamente, existen muchos proveedores”.
“Lo que no se mide no se conoce, lo que no se conoce no se puede administrar, por lo tanto para poder gestionar adecuadamente los recursos hídricos en una cuenca es imperativo la medición y control. Es una necesidad y obligación”, concluyó Eugenio.
La ley 21.604 que salió en 2018, obliga practicamente en todas las cuencas que se mida y se envien esos datos a la Dirección General de Aguas, que sea público para que las organizaciones de usuarios dispongan para su mejor administración y así conocer la disponibilidad, la evolución y observar los cambios que tiene los recursos de agua en las distintas cuencas.
“Los datos hay que procesarlos, maneterlos al día y a la vista. Por eso son importantes las comunidade de agua organizadas” manifestó Eugenio, vinculando el uso de la tecnología para la medición del agua con la administradora general de cuencas. “Al tener la data puedes tomar mejores desiciones y generar un plan estratégico de largo aliento”, sostuvo.
Del punto de vista de Eugenia la digitalización es una exigencia país y debería ser obligación del Estado, ya que así puede cuantificar datos claves y tomar decisiones inteligentes. La gran mayoría de los usuarios de agua son los pequeños propietarios agrícolas, quienes no tiene la capacidad de inversión en tecnología. Entonces, el Estado debe tener un rol protagónico y liderar una inversión en sistemas de medición y control a lo largo de todos los pozos del país, esto equivale a invertir en dos embalses grandes, con esto se podría generar información tremendamente útil y clave para los usuarios y las organizaciones de agua.
Las Aguas Subterraneas; el futuro del agua.
Para Celedón el conocimiento en las aguas subterráneas es cada vez mayor y es necesario para enfrentar las distintas situaciones que suceden en el tiempo. Una mirada de largo plazo para utilizarlas y saber como se comportan, saber donde extraer y donde recargar. Así se genera un nuevo equilibrio con las aguas superficiales; ya que siempre se podría obtener la alternativa de extraer agua, y asimismo ir utilizando de manera mixta los recursos de la cuenca. Siempre bajo la mirada de un administrador.
Eugenio planteó que el equilibrio con el medio ambiente va de la mano con el conocimiento en el comportamiento de las aguas subterráneas, obteniendo datos para así establecer una extracción controlada o compensación adecuada, manteniendo un equilibrio ecológico, pero sin dejar de aprovechar el recurso. Celedón concluyó que “Lo esencial no es de quién es el agua – porque el agua es de todo el país y lo que se ocupa son los derechos de aprovechamiento, que estén en el lugar donde estén, los van a tener que aprovechar quienes ocupan el agua – es como fortalecemos la gestión del agua en Chile en cada una de las cuencas principales, mirando con largo plazo, entiendo que la Cuenca de cordillera a mar es una unidad hidrogeológica, que regula el ciclo hidrológico y que en definitiva administra todos los recursos disponibles”.